La iluminación decorativa es mucho más que una fuente de luz: es un recurso creativo que aporta personalidad, calidez y carácter a cualquier espacio. Su función principal no es iluminar de forma general, sino enfatizar, embellecer y crear atmósferas únicas que transmitan sensaciones.
En diseño de interiores, la iluminación decorativa se utiliza para:
- Resaltar elementos arquitectónicos como molduras, columnas o paredes con textura.
- Enmarcar piezas clave como obras de arte, estanterías o muebles especiales.
- Crear puntos focales que guíen la mirada y aporten dinamismo al ambiente.
- Aportar estilo a través de lámparas, apliques o luminarias que son, por sí mismas, piezas de diseño.
En definitiva, la iluminación decorativa es el toque final que transforma un espacio funcional en un lugar con alma. Bien planificada, no solo ilumina, sino que cuenta una historia y realza la identidad del diseño.